La peor opción no es la única opción
Uno de los peores males que sufre la mal llamada democracia que se vive en México es el abstencionismo electoral. Después de meses de estar escuchando promesas electorales desde todas las posturas posibles y sin importar si el candidato se está postulado para presidente de la república o para jefe de cuadra, el electorado castiga "con el látigo de su desprecio" a los candidatos mediocres al no ir a votar por ellos.
Como si esto solucionara algo.
Los votantes no entienden que al no votar están saboteando la misma base del sistema de elección popular que les garantiza libertades civiles y que es uno de esos raros derechos que no hemos perdido como ciudadanos. Al no votar dejan en manos de otros la decisión de elegir quién tomará las riendas del país, mientras montones de billetes se van por la coladera en pago de boletas, casillas y mil cosas más.
La otra postura, y que es tan opuesta al abstencionismo que es prácticamente lo mismo es votar por cualquier candidato: por el candidato que menos oportunidades tenga, por el partido que tenga las letras o lo colores más ridículos, o por el partido que sea "lo contrario" al partido en el poder o a aquel que odiamos. Mucha gente va a votar sin convicción y por mero arco reflejo, sin investigar ni informarse sobre las posturas y alternativas propuestas. El lema favorito de estas personas es "voto por el menos peor para no tirar mi voto a la basura".
¿Será esto cierto? ¿No es acaso votar 'por el menos peor' un acto más aberrante que no votar por nadie?
De la forma que yo lo veo solo hay una alternativa posible cuando no hay ningún candidato viable, ni una propuesta real y sustentable, y es ir a las urnas a cancelar el voto. El método es muy sencillo: tomen la boleta y táchenla de lado a lado, una y otra vez. De esa forma el voto es contabilizado pero no se adjudica a nadie. Es una forma sencilla y pacífica para protestar solicitando a los partidos mejores candidatos y mejores propuestas políticas.
Y es mucho mejor que votar por cualquiera, o abstenerse de votar. Es ejercer el voto sin otorgarse lo a nadie, por la sencilla razón de que nadie se lo merece.
Definitivamente algo en que pensar...
Como si esto solucionara algo.
Los votantes no entienden que al no votar están saboteando la misma base del sistema de elección popular que les garantiza libertades civiles y que es uno de esos raros derechos que no hemos perdido como ciudadanos. Al no votar dejan en manos de otros la decisión de elegir quién tomará las riendas del país, mientras montones de billetes se van por la coladera en pago de boletas, casillas y mil cosas más.
La otra postura, y que es tan opuesta al abstencionismo que es prácticamente lo mismo es votar por cualquier candidato: por el candidato que menos oportunidades tenga, por el partido que tenga las letras o lo colores más ridículos, o por el partido que sea "lo contrario" al partido en el poder o a aquel que odiamos. Mucha gente va a votar sin convicción y por mero arco reflejo, sin investigar ni informarse sobre las posturas y alternativas propuestas. El lema favorito de estas personas es "voto por el menos peor para no tirar mi voto a la basura".
¿Será esto cierto? ¿No es acaso votar 'por el menos peor' un acto más aberrante que no votar por nadie?
De la forma que yo lo veo solo hay una alternativa posible cuando no hay ningún candidato viable, ni una propuesta real y sustentable, y es ir a las urnas a cancelar el voto. El método es muy sencillo: tomen la boleta y táchenla de lado a lado, una y otra vez. De esa forma el voto es contabilizado pero no se adjudica a nadie. Es una forma sencilla y pacífica para protestar solicitando a los partidos mejores candidatos y mejores propuestas políticas.
Y es mucho mejor que votar por cualquiera, o abstenerse de votar. Es ejercer el voto sin otorgarse lo a nadie, por la sencilla razón de que nadie se lo merece.
Definitivamente algo en que pensar...
1 Comentarios:
Si mal no recuerdo, hasta hace poco era posible que una persona agregara el nombre de la persona por la cual quisiera votar, aunque su nombre no apareciera en la boleta. También, si la memoria no me traiciona, podría citar el ejemplo de Cuauhtémoc Cárdenas, quien votó por Enrique González Casanova para presidente en la elección del 94.
Y ahora lo que sí recuerdo, y en lo que alguien puede corregirme, si cree que estoy errado. Ahora ya no es posible votar por un candidato ciudadano, simple y sencillamente porque los diputados decidieron que para que una persona pueda ser votada -elegida por medio del voto universal, libre y secreto- debiera estar adscrito a un partido político.
¿Cómo la ves, mi estimado Fate? Para llorar ¿cierto?
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